Puerto Rico 3-1 Japón
El equipo de Puerto Rico con jonrón de dos carreras de jardinero Alex Ríos en la parte alta de la séptima entrada venció por 3-1 a Japón, los actuales bicampeones, en las semifinales del Clásico Mundial y logró el pase la final por primera vez en su historia.
Puerto Rico tendrá como rival en la gran final, que se va a disputar el martes en el mismo escenario del AT&T Park, de San Francisco, al ganador del segundo partido de semifinales que disputan mañana, los equipos de República Dominicana, que está invicta (6-0) contra Holanda.
Sin "out" en la pizarra, el campocorto Mike Áviles pegó sencillo contra el relevista zurdo Atsushi Nohmi, que tampoco pudo controlar a Ríos que siguió a su compañero y mando la pelota por encima de la valla del jardín izquierdo para la ventaja parcial de 3-0 que fue toda la ayuda que necesitó el bullpen de Puerto Rico, que utilizó a cuatro relevistas.
Aunque Japón anotó por mediación de Takashi Toritani la carrera del honor en la parte baja de la octava entrada contra el relevista derecho Randy Fontanez que cedió sencillo impulsador del bateador designado Hirokazu Ibata, la defensa de Puerto Rico, y el zurdo J.C.Romero en el montículo, apagaron el fuego al sacar los dos últimos "outs" del episodio sin sufrir más daño.
Romero se mantuvo en el montículo, para sacar el primer "out" del noveno, pero dio base por bolas al jardinero Hoshio Itoi, y de inmediato el manejador de Puerto Rico, Edwin Rodríguez, decidió quitarle la bola para que saliese el derecho Fernando Cabrera con el primera base Sho Nakata esperando en la caja de bateo.
Cabrera sacó el segundo "out" del noveno con un ponche monumental que le recetó a Nakata y se enfrentó al emergente Kazuo Matsui al que forzó a un elevado por el jardín central, donde Ángel Pagán, ídolo del equipo local de los Gigantes de San Francisco, capturó la bola, que lo dejaba con el salvamento y la victoria asegurada.
Mientras que los jugadores y seguidores de Puerto Rico, presentes en el AT&T Park, de San Francisco, comenzaban la gran celebración por la histórica victoria que acababan de conseguir.
Puerto Rico, no sólo había vuelto a la elite del béisbol mundial sino se había ganado con todo merecimiento el derecho a disputar el título de campeones al acabar nada menos que con la hegemonía de Japón.
De nuevo Puerto Rico hizo un partido perfecto con un pitcheo hermético que encabezó el abridor derecho Mario Santiago, que fue el gran triunfador y los cuatro relevistas, una gran defensa y un bateo oportuno y productivo, que le permitió superar en todo momento a la novena japonesa, que esta vez si echo en falta la presencia de los peloteros de Grandes Ligas.
Santiago (1-0) trabajó cuatro entradas y un tercio en las que espació sólo dos imparables, dio una base por bolas y sacó dos ponches después de realizar 61 lanzamientos y 36 fueron a la zona del "strike".
El relevista José De La Torre le quitó la pelota para encargarse de sacar los dos últimos "outs" del quinto episodio, que fueron dos ponches monumentales, y luego logró otros dos más hasta que salió Xavier Cedeño, que cerró el sexto episodio con otro abanicado de enmarque que le hizo a Shinnouske Abe.
Al igual que De La Torre trabajó una entrada y un tercio sin permitir anotación con dos ponches para cerrar el séptimo episodio.
Rodríguez, en otra demostración de su gran labor y clase, decidió que saliese del derecho Randy Fontanez, que fue el que tuvo más problemas al permitir la carrera del honor de Japón, pero Romero y Cabrera se encargaron de hacer su trabajo y asegurar una victoria histórica.
No pudo comenzar mejor Puerto Rico el partido cuando en la parte alta del primer episodio, al recibir el segunda base Irving Falú y el bateador designado Carlos Beltrán sendos pasaportes gratis del abridor derecho Kenta Maeda y Avilés ligo sencillo impulsador del 1-0 para la novena boricua.
Falú, el jugador de cuadro de los Reales de Kansas City, sin problemas cruzó la registradora ante el entusiasmo de los seguidores boricuas que se encontraban en las gradas del AT&T Park, que registró una asistencia de 33.683 espectadores.
La Maeda (0-1) y la defensa de Japón comenzó a estar segura y en el tercero lograron ya la primera doble matanza del partido, sin hacer ya concesiones al bate puertorriqueño en las siguientes entradas.
Pero el derecho japonés, que cargó con la derrota, no tenía ya más en su brazo tras cinco episodios en los que permitió cuatro imparables le hicieron una carrera limpia, dio una base por bolas y sacó tres ponches.
El zurdo Atsushi Nohmi le quitó la pelota a Maeda que lanzó cinco entradas completas en las que permitió cuatro imparables le hicieron una carrera, dio una base por bolas y sacó tres ponches.
Nohmi aguantó bien hasta la parte alta de la séptima entrada cuando primero Avilés y luego Ríos, que hizo sonar el bate en el momento perfecto, abrieron el camino a la gran final.